Hola amigos viajeros! Hoy os proponemos una nueva ruta para escapar de la cotidianidad. Queremos que conocéis el Oeste del Canadá, un territorio salvaje y virgen, que nos ofrece mucho más que una ciudad. Aquí encontraremos ríos que atraviesan parajes extraordinarios, lagos que nacen de las entrañas de la tierra, montañas que acarician las nubes, bosques recónditos, islas que seducen, glaciares permanentes y senders que embrujan.
Sabemos que las ciudades concentran el número más grande de habitantes del planeta. Por sus calles y avenidas transitan millones de personas inmersas en un delirante y frenético ritmo urbano, rodeados de edificaciones que reflejan la historia de los países y el pasado de sus habitantes. La Tierra con casi doscientos países soberanos, dibuja fronteras en un mapa efímero, donde la vida rural a menudo se olvida y queda olvidada en un segundo plan.
Quédate con nosotros y descubrís un país extraordinario, incluso paradisíaco por aquellos a quien los guste la fotografía, un viaje que nos llevará desde Calgary hasta Vancouver! Este es uno de los itinerarios más espectaculares que os podáis imaginar y esperamos que os animéis a hacerlo al menos una vez en la vida.
Primera parada: Calgary
Calgary es la puerta de entrada que haremos sevir para llegar en el Canadá, una urbe sofisticada con un reconocido centro gastronómico, pleno de rascacielos, museos y teatros, y sobre todo, el punto de inicio perfecto por la aventura que nos espera!
Una vez estáis, merece la pena dedicarle una jornada para visitarla, puesto que no os dejará indiferentes. Os ofrece actividades tan interesantes como la visita al museo Glenbow, que cuenta con una excelente colección de arte canadiense y contemporánea, así como una amplia variedad de objetos de las Naciones Originarias que ilustran la historia del oeste canadiense.
También es muy recomendable la visita al National Music Centro, un fabuloso museo de música, inaugurado recientemente donde os lo pasaréis muy bien conociendo la historia musical del país, donde veréis objetos curiosos como el estudio móvil de los Rolling Stones y, incluso, podréis poner a prueba vuestra destreza con la batería y la guitarra eléctrica.
En cambio, si queréis disfrutar de las mejores vistas panorámicas, no os podéis perder la visita en la Torre Calgary, una de las estructuras más altas de la ciudad que durante un tiempo fue considerado el edificio más alto de su género en la Norteamérica. Como curiosidad, os diremos que 62 segundos es el que tardan sus dos ascensores al llegar a la cumbre y que desde la calle hasta su punta más alta, hay nada más y nada menos que 191 m. Subid al atardecer y aprovecháis para cenar al restaurante giratorio Sky 360, con vistas privilegiadas de las Rocallosas, uno de los emblemas del Canadá.
Y si después de todo esto todavía os queda una estoneta libre, siempre podéis hacer un paseo por el bucólico Prince’s Island, considerado el Central Park de la ciudad.
Después de un día lleno de emociones, ya será hora de dejar atrás el casco urbano para sumergirnos en algunos de sus Parques Nacionales.
Visitamos el Parque Nacional de Banff
Situado cerca de Calgary, el Parque Nacional de Banff es el mejor que Canadá tiene para ofreceros. Y es que es imposible moverse por esta tierra sin quedar extasiado por las sublimes Montañas Rocosas que se elevan sobre glaciares chispeantes, bosques perennes y dónde encontraremos los lagos más azules de la Tierra. Es considerado el parque más antiguo y célebre del país, inaugurado en 1885 y nos brinda algunos de los escenarios más extraordinarios del país. Por aquí pasan unos cuatro millones de visitantes cada año, pero quien puede dejar escapar estas escenografías tan prodigiosas?
Los amantes de la aventura encontraréis multitud de actividades al aire libre: ràfting, espeleología y senderismo en la época veraniega, el tobogganing, sobrevuelos en helicóptero y, incluso, trineos con perros o escalada durante los fríos meses de invierno. Aun así, os recomendamos que os alojáis en la ciudad balnearia de Banff.
Este parque es inmenso, pero no podéis marchar sin visitar el mítico Lake Louise, la gran estrella del parque, un lugar con una belleza tan extraordinaria que se ha convertido en el icono de las Rocallosas. Es célebre por el intenso moratón de sus aguas y por los picos nevados que lo rodean, donde todavía perdura el glaciar Victòria, la cual casi acaricia el agua del lago.
También os animamos a hacer varias rutas panorámicas, a pie o en coche. Nosotros os recomendamos Icefields Parkway, una carretera de unos 230 km que va serpenteando las montañas más altas y escarpadas y dónde a cada curva se superan las vistas del anterior.
Ya nos gustaría quedarnos aquí una temporada, pero tenemos que seguir el viaje. Qué os parece si seguimos hacia el Parque Nacional de Yoho?
El Parque Nacional de Yoho, un paraíso natural
Como telón de fondo de las imponentes Montañas Rocosas nevadas, el Yoho National Park es un paraje único y singular. La belleza de sus montañas, lagos, cascadas y peculiares formaciones rocosas han hecho que se denomine Yoho, nombre que significa “maravilla y admiración”. Y no nos extraña, puesto que es el inevitable sentimiento que experimentaréis al visitarlo!
Descubriendo esta maravilla geológica, se tiene que parar al menos al Natural Bridge, un puente de roca creado durante siglos por la erosión de las aguas gélidas y bravas del río Kirching Horse y en el lago Emerald, conocido por el intenso color de sus aguas. Además, si el tiempo os lo permite, no os perdéis la cascada Takakkaw Falls. Trepando hasta la base, podréis vivir un momento muy especial al sentir la boirassa y la fuerza atronadora del agua glacial, que con una caída de hasta 348 m, es considerada la segunda más alta del Canadá.
Además, si tenéis curiosidad por el origen de la vida a la Tierra, no os cansaréis de pasear por el yacimiento Burgess Shale, declarado Patrimonio de la Humanidad, donde encontraréis enigmáticos restos de fósiles marinos, muy bien conservados de hace, nada más y nada menos 500 millones de años.
Cómo podéis observar, el oeste del Canadá es un vasto territorio virgen, con una extensión inmensa donde solo el 10% del mismo está poblado. Así que podéis imaginaros que aquí la natura es prácticamente infinita. Nosotros seguiremos el viaje que despacio nos llevará hasta el Parque Nacional de Jasper, la otra joya que nos sorprenderá gratamente.
Llegamos al Parque Nacional de Jasper
Este es el legendario parque donde viven los grandes animales, incluidos pumas, lobos, antes y huesos. No solo es un lugar fantástico para la observación de fauna, sino que también podréis disfrutar de imponentes rutas alpinas e increíbles excursiones en kayak o bicicleta.
Establecido en 1907, este parque es soberbio y está formado por altas montañas con valles salpicades de lagos glaciales. Tenemos que tener presente que solo es accesible parcialmente y que, por lo tanto, en algunos puntos de interés solo se puede llegar a pie, a caballo o en canoa.
Antes de adentraros en estos terrenos, pero, os queremos aconsejar que hacéis una breve parada en el pueblo de Jasper para tomar el Jasper SkyTram, un popular teleférico que os subirá hasta una plataforma desde donde disfrutaréis de unas maravillosas vistas panorámicas del monte Whistler y sus alrededores.
Ahora sí! Calzaos bien que la aventura continúa! Este lugar se merece como mínimo un día de visita, pero podéis alargar tanto como deseáis, puesto que tiene muchísimos atractivos. De hecho, primeramente os podéis acercar hasta los lagos Patrícia y Pyramid, unos bellos estaños que descansan a la sombra del gran monte Pyramid, que se han convertido en un destino popular y donde se pueden practicar varios deportes acuáticos. Posteriormente, se os abre un amplio abanico de posibilidades, como por ejemplo, la Maligno Lake Drive, una carretera panorámica que recorre el fondo del valle pasando por parajes de sueño con varios miradores que os acercarán hasta el canyó del Maligno o en el lago del mismo nombre, donde podréis hacer algunas caminatas. Por el contrario, si queréis hacer alguna actividad más relajada, dirigíos a Miette Hot Springs, los manantiales más calientes de las Rocallosas: llegan a los 54 °C, a pesar de que las aguas se enfrían hasta los 40 °C para que sean más soportables.
Después de unos días dedicados a la natura más espectacular del Canadá, haremos una breve parada al histórico pueblecito de Hat Creek Ranch.
La fiebre del oro y el Hat Creek Ranch
Aprovecháis y dedicáis una estoneta a visitar el interesante pueblecito de Hat Creek Ranch donde el tiempo se ha parado en seco y donde nada ha cambiado desde el año 1860. El paseo os permitirá observar los edificios originales utilizados por los viajeros durante el periodo de la fiebre del oro, andar por las travesías por donde circulaban antiguamente las vagonetas, explorar una casa histórica con intérpretes vestidos de época que os harán una visita guiada y, finalmente, todavía podréis conocer la fascinante historia y cultura de los indígenas Shuswap.
Después, habrá que seguir unos kilómetros más por carretera hasta llegar a Whistler, donde os recomendamos que os alojáis esta noche.
Whistler, un pueblo olímpico
Whistler es una pequeña localidad alpina con casas con tejados a dos aguas, que fue la sede de los Juegos Olímpicos del año 2010 y que hoy en día alberga una de las estaciones de esquí más populares del mundo. Si bien, el pueblecito muestra una estampa idílica en invierno, es en verano cuando concentra su máxima actividad, acogiendo numerosos visitantes que llegan atraídos por la gran variedad de actividades y deportes que se pueden hacer al aire libre.
Y desde este lugar nos despediremos de tanta natura y empezaremos a descender siguiendo la pintoresca Sea-tono-*Sky Highway, una de las carreteras panorámicas más bellas del mundo que nos descubrirá pequeños rincones y paisajes de película.
Después de haber disfrutado de unos días de tranquilidad, de la paz más absoluta y de haber visitado lugares mágicos, ya será hora de volver a la civilización, haciendo la última parada en Vancouver, la ciudad que presume para ser una de las más verdes del mundo.
Última parada: Vancouver
Este cosmopolita puerto marítimo del oeste del Canadá tiene una situación fantástica, en medio de un estrecho salpicat por numerosas islas y una escarpada cordillera costera. El bullicioso centro lleno de rascacielos de vidrio convive junto a modernos restaurantes. Os invitamos a pasear por el coro del barrio histórico de Gastown, una de las zonas más antiguas y acicaladas de Vancouver, que os fascinará con la suya mezcla de callejones empedrados con bellos y restaurados edificios del siglo XIX, con galerías de arte y elegantes boutiques.
La ciudad acoge también el barrio chino más grande del país, donde podréis probar auténticas delicias de la cocina asiática a prácticamente cualquier esquina. Y más allá del centro, encontraréis un magnífico paseo marítimo que os llevará hasta la icónica Canadá Place, el emblemático edificio que recuerda a la Ópera de Sydney.
Para acabar, os recomendamos que dedicáis unas horas a explorar el pulmón verde de Vancouver, el parque Stanley, un oasis a tocar de la ciudad, con bosques legendarios que os animarán a hacer caminatas o paseos en bicicleta a través de cedros majestuosos o disfrutar de unas vistas admirables del mar.
Con mucha ilusión, esperamos que este pequeño artículo os desvele un nuevo destino. Ya veis que Canadá es un destino muy atractivo, un país excepcional que te permite descubrirla a través de diferentes y variadas rutas. En esta ocasión nos hemos enfocado en las tierras del oeste, un paraíso natural y lejano, donde el estrés no tiene cabida.
También sabemos que un viaje como este no es sencillo de planificar, y es por eso que el Club del Viatger os lo pone fácil proponiéndoos una ruta muy completa de 15 días por el Oeste del Canadá, en la mejor época del año, con salida del 25 de agosto al 8 de septiembre. Una escapada que bien seguro os enamorará!
Acompañadnos en un viaje lleno de contrastes naturales y experiencias que os llevará desde Calgary hasta Vancouver, donde pasearemos entre las Montañas Rocosas, disfrutaremos de paisajes idílicos con lagos turquesa, bosques boreales e inquietos ríos. Seremos partícipes de la naturaleza en estado puro, veremos lugares que nuestra imaginación no ha podido crear, lugares donde los efectos del deshielo y de la erosión han originado magníficos valles y grandes cascadas. Un país extraordinario, donde podéis vivir una experiencia única y exclusiva: ver de bien cerca la vida y costumbres de los huesos grizzlies, los animales más majestuosos del Canadá Oeste.
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